Vox Populi

Hay formas de actuar en la sociedad global en que vivimos que por su práctica normalizada no merecen la más mínima reflexión por parte de los gobiernos y los ciudadanos. Una de ellas es el status de Suiza como punto histórico y neurálgico del ingreso de capitales de ciudadanos de estados europeos, que buscan la protección de un sistema que se basa en el secreto bancario y la opacidad y resistencia ante los intentos de poner luz en esa maraña bancaria.

Falciani es el ejemplo de un surrealismo jurídico llevado al extremo, imaginémonos cualquier país de la Unión Europea, una empresa que se dedica a recibir dinero de empresas y particulares y guardarlo, imaginemos que algunas de esas cantidades son de evasores fiscales, que no las quieren declarar y se las dan a esa empresa confiando en su discreción y en la capacidad de obstaculizar y dilatar las entregas de información acerca de tales cuentas ante las autoridades fiscales o judiciales de cualquier país. Una actitud asi que seria motivo de escándalo e intervención, ( de hecho en España la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales contiene una obligación general para las entidades bancarias de denunciar cualquier indicio de lavado de dinero. Con responsabilidades para los gestores ), se considera la base que permite a un país como Suiza tener un sistema bancario tan potente. La incapacidad por parte de las entidades fiscales de los demás países de penetrar en las cuentas suizas hace que sea un destino ideal para aquellas fortunas que quieren poner su dinero a “salvo” de las garras de hacienda, evitando así el pago de impuestos por esas cantidades, los bancos suizos no hacen preguntas, no se informa de esas cuentas salvo algún país tenga completa seguridad de que existen y donde están ( y aun así resultan complicadas las comisiones rogatorias a Suiza ) el cliente ahorra su dinero, y los bancos se llevan su parte. ¿Normal? Pues si, siempre ha sido así, y a día de hoy ni siquiera se considera a Suiza dentro del listado de paraísos fiscales establecido internacionalmente.

Y la pregunta sería ¿Quién es Falciani?, este hombre se ha convertido en un dolor de cabeza para cientos de fortunas europeas y para las autoridades suizas, contratado por el HSBC este hombre realizo una copia de las operaciones realizadas por el banco con sus clientes y se inicio una odisea digna de la mejor película, Suiza sospecha que intento en un primer momento vender esos datos a un Banco en el Libano ( todas las informaciones al respecto apuntan al banco Audi en sus oficinas de Beirut ) Falciani fue detenido y tuvo que declarar en Suiza por vulneración de secreto bancario, puesto en libertad huyo hasta Francia (tiene doble nacionalidad italiana-francesa ) consciente de que esos dos países no extraditan a nacionales, y entonces, destapo la caja de los truenos.

Puesto en contacto con las autoridades francesas les ofreció los datos de los que disponía, acogidos por Francia con los brazos abiertos para enfado monumental de las autoridades Suizas, que manteniendo que tales datos habían sido obtenidos de forma ilícita exigió la devolución del ordenador de Falciani, hecho que Francia cumplo aunque después de hacer una copia de la documentación y pasársela a todos aquellos países con los que tiene acuerdos para luchar contra la evasión fiscal como Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos o España

Falciani en uno de sus viajes es interceptado en Barcelona en un control, donde la policía al cruzar sus datos encuentra una orden de busca y captura de las autoridades suizas, y aquí se arma el problema.

Estamos todavía en espera de la decisión definitiva acerca de la entrega de Falciani a Suiza aunque cada vez parece mas probable que por parte de España se deniegue la entrega, y ¿Por qué no debería de entregarse? Para empezar el delito de vulneración de secreto bancario que se le imputa en Suiza no es considerado delito en España, y por otra parte el acceder a ello supondría reconocer por parte de las autoridades españolas que la información obtenida se logro de una manera ilícita y con ello abriría la puerta a que actuase el principio del árbol envenenado, y es que al considerarse el origen ilícito se invalidaría la presentación de tales datos en los procesos que se están siguiendo en la actualidad contra los evasores, y que tocan casos muy mediáticos como por ejemplo el Gurtel, y es que según las informaciones que aparecen en medios como El País. La imputación al exalcalde  Arturo González Panero y su exmujer se fundamenta en datos de HSBC de la lista falciani.

En España, los datos recabados por Falciani obligaron a la Audiencia Nacional a investigar el patrimonio oculto de la familia Botín y de los titulares de otras 3.000 cuentas. Gracias a la ‘lista Falciani’, la Agencia Tributaria inició “la mayor regularización de la historia del fisco”, según manifestó el 26 de octubre de 2010 el entonces secretario de Estado de Hacienda, Carlos Ocaña. Las 3.000 cuentas del HSBC suizo que Francia facilitó a España pertenecían a 659 contribuyentes españoles (todos personas físicas, salvo dos empresas). En total, la cantidad no declarada por todos ellos habría superado los 6.000 millones.

El problema que se encontraran las Autoridades españolas ahora será que las autoridades suizas se presupone que se negaran a entregar información de las cuentas, así ya ha pasado por ejemplo con la petición realizada por El anterior instructor de Gürtel en el Tribunal Superior de Madrid, Antonio Pedreira, que solicitó información de las cuentas de Panero y su esposa y cuya solicitud fue rechazada por las autoridades suizas al considerar que podían provenir de la cuenta Falciani, datos que Suiza considera robados.

En la actualidad en libertad provisional, custodiado fuertemente por los servicios de seguridad y teniendo que presentarse regularmente ante el juzgado, Falciani consideramos que debe ser liberado sin cargos y rechazar su extradición por todo lo expuesto, opinión compartida por la fiscalia, haciendo y la mayoría de colectivos sociales.

Si quieres apoyar a Falciani puedes sumarte a la campaña de Change.Org en este enlace 

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